Viaje Ancestral: Explorando los misterios y bondades de una cultura que nos lleva a recordar nuestro origen.
Ubicada en medio del vasto Océano Pacífico, la Isla de Pascua, conocida localmente como Rapa Nui, es un destino que evoca una misteriosa combinación de cultura, historia y leyendas. Esta pequeña isla, famosa por sus enormes estatuas de piedra llamadas moái, así como por sus intrigantes tradiciones como el Hombre Pájaro, ofrece una ventana fascinante hacia un pasado profundo y rico. El Gnomo, viajó a la Isla y en este artículo vamos a explorar algunos de los aspectos más cautivadores que absorbimos de la cultura de Rapa Nui y que nos llevaron a un encuentro con nuestro propio origen.
Moai: Guardianes de Piedra que Miran al Pasado
Los moái son las impresionantes y enigmáticas estatuas talladas en piedra que han llegado a ser el emblema distintivo de la Isla de Pascua. Estas imponentes figuras, con sus características faciales detalladas y cuerpos esculpidos, se erigen como testigos silenciosos de una historia milenaria. Tallados por la civilización Rapa Nui entre los siglos XIII y XVI, los moái varían en tamaño, desde unos pocos metros hasta más de 20 metros de altura.
Se cree que representan a antepasados venerados, líderes tribales y figuras importantes para la comunidad. De hecho, en el idioma rapanui los moái se conocen como Moai Aringa Ora, literalmente “el rostro vivo de nuestros ancestros”. Estas esculturas trataban de conservar la energía de los difuntos, el maná, para proteger a la tribu y cuidar sus cultivos y animales. En nuestro caso, vivimos este viaje como un encuentro entre estos gigantes guardianes de piedra con nuestros pequeños guardianes del bosque. Así como los moáis cuidan a su gente, sus cultivos y animales, el Gnomo es el protector de la naturaleza.
A diferencia de los Gnomos que casi ni se pueden ver, los moáis no pasan desapercibidos. Su imponente tamaño solo nos hacían preguntarnos una y otra vez ¿Quién pudo construir más de 1.000 estatuas gigantes de piedra?¿Cómo se pusieron en pie estos moáis de 80 toneladas de peso y 10 metros de altura? Los métodos utilizados para tallar, transportar y erigir los moáis son aún objeto de debate y misterio, pero hay algunas teorías bastante lógicas. Más allá de cuál es la teoría correcta, todas nos recuerdan que con ingenio, creatividad y motivación, todo es posible. Esto también fue algo que nos hizo sentido en nuestro viaje a la Isla y que nos transportó nuevamente a nuestro origen como marca. A veces también nos cuesta dimensionar cómo llegamos a ser la marca que somos hoy en día. De una u otra forma y con muchas dificultades, logramos levantarnos y convertirnos en una gran marca que nos permite cuidar a nuestras familias, vestir a muchos y al mismo tiempo aportar en el cuidado del planeta en nuestra misión por reconstituir el lazo entre el hombre y la naturaleza.
Hombre Pájaro: La Competencia Sagrada
Otra faceta intrigante de la cultura Rapa Nui es el culto al Hombre Pájaro (Tangata Manu). Esta competencia anual, que tuvo lugar en el antiguo pueblo de Orongo, involucraba a competidores que buscaban encontrar y traer de vuelta el primer huevo de un ave marina llamada manu tara. El ganador era proclamado como el Hombre Pájaro y obtenía un estatus especial durante el año siguiente.
Esta tradición, marcaba un cambio en las creencias religiosas tras el declive del culto a los moái. El Hombre Pájaro simbolizaba la conexión entre la tierra y el mar, lo que nos volvía a recordar nuestro objetivo de reconstituir el lazo entre el hombre y la naturaleza.
La competencia consistía en obtener el primer huevo de la estación del charrán sombrío (manu tara) en el islote de Motu Nui (isla grande), nadar de regreso a Rapa Nui y trepar el acantilado marino de Rano Kau hasta su cima cercana al poblado de Orongo.
La justa era muy peligrosa y muchos de los “competidores” (hopu manu) morían a causa de los tiburones, por ahogamiento o caídas. Una vez que el hopu manu le había presentado el huevo al contendiente, se encendía un fuego en la ladera hacia tierra adentro del volcán Rano Kau; la ubicación del fuego anunciaría a toda la isla si el nuevo tangata manu era de clanes occidentales u orientales.
El ganador recibía el nuevo nombre y el título tangata manu y un gran poder en la isla, incluido el que su clan tuviera los derechos únicos de hacer la recolección de la estación de los huevos y polluelos de aves marinas de Motu Nui. El tangata manu dirigía entonces una danza cuesta abajo del Rano Kau y seguía hasta Anakena, si era de clanes occidentales, o hasta Rano Raraku, si era de clanes orientales.
Lugares Ceremoniales: Vínculos con el Más Allá
Isla de Pascua está salpicada de lugares ceremoniales, cada uno con su propia importancia y propósito. Los Ahu son plataformas de piedra donde se erigían los moái, y cada uno de ellos tenía un significado particular para la comunidad que lo construyó. Ahu Tongariki, con sus 15 moái restaurados en fila, es uno de los sitios más impresionantes y fotografiados.
Además de los Ahu, la isla cuenta con cuevas y petroglifos que también tenían significados rituales y espirituales. Las cuevas eran consideradas entradas al mundo espiritual y se utilizaban para diversas prácticas religiosas y ceremoniales. Otra similitud que nos hacía recordar a nuestros queridos Gnomos.
Los Gnomos tienen una relación cercana con el subsuelo y se sienten cómodos viviendo en espacios subterráneos. Se les atribuye la responsabilidad de cuidar de las riquezas subterráneas y los minerales que se encuentran en las profundidades de la tierra. Así mismo, los Gnomos son criaturas conectadas con los aspectos misteriosos y ocultos de la naturaleza. Las cuevas, al ser lugares oscuros y enigmáticos a menudo han sido vistas como entradas a mundos subterráneos y mágicos y nos recordaban una y otra vez a nuestros pequeños guardianes del bosque.
En definitiva, la ruta del Gnomo por Rapa Nui, nos introdujo en un viaje ancestral donde pudimos conectar con un mundo espiritual basado en una relación profunda con la naturaleza, los antepasados y mitologías antiguas. Los moái, la competencia del Hombre Pájaro, las cuevas ceremoniales y otros elementos culturales eran parte integral de estas creencias. Además, el culto al trabajo de la tierra y la adoración de los elementos naturales eran aspectos esenciales de la vida cotidiana y la espiritualidad. Una civilización que floreció en un rincón remoto del mundo y que hoy continua cautivando la imaginación de miles de viajeros, invitándonos a explorar sus misterios y a valorar la riqueza de su patrimonio cultural y natural, así como el Gnomo nos invita a ser parte de un mundo más consciente donde hombre y naturaleza conviven armoniosamente.
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4 de septiembre, 2023 - Blog escrito por Antonio Bizzarri, parte de nuestra gran familia Gnomo.